Mi lugar en Burzaco

Me pasaba horas en casa mirando las revistas Burda de mi mamá y eligiendo cuál sería la próxima prenda que me iba a coser. Después venía la parte más divertida: ir a elegir la tela en la retacería.

Voy a la retacería de Burzaco desde que tengo memoria. Al principio era un lugar muy chiquito, abarrotado de rollos y rollos.

Pasaron los años, se agrandó hacia el fondo, hacia arriba, hacia los costados. Cada vez había más empleados y la cola para esperar el turno era más larga. Pero siempre estuvo la misma señora en la caja, cobrando sin parar.

Y después empezó la etapa en que empecé a ir sola para comprar telas para los trabajos de la facultad.

Ahora que volví por pocos días a Argentina, lo primero que le dije a mi mamá fue: - "Reservate una tarde para ir a Burzaco." Nos encanta ir, tocar, mirar qué hay de nuevo y encontrar siempre alguna tela que nos falta.

Ella me pasó su pasión por las telas y hoy la compartimos!

Sigo recorriendo las calles de Mannheim con la ilusión de que todavía aparezca un local así. Cuando lo encuentre, les aviso.