Llegamos!

Los últimos días en Alemania trajeron una mezcla de sentimientos. La mudanza de por sí trae un estrés importante, más el hecho de saber que no tenés más tu lugar y que todas tus cosas están en cajas metidas en un camión. Hubo despedidas y hasta último momento, una sensación de que no nos estábamos yendo para siempre, si no que era un hasta pronto.

 

La vida embalada

Pedro feliz con su imperio de cajas

El viaje en avión fue muy largo, para que voy a mentir. Sacando cuentas fueron 24 hs de viaje de puerta a puerta, cambio de estación incluido, cambio de horario incluido.
Pedro se portó bastante bien, de acuerdo a sus posibilidades. La cuna que nos dieron, a pesar de que apenas tiene 6 meses recién cumplidos, le quedaba de sombrero. Solo se quedaba dormido en brazos y sin ruidos o luces. Algo medio imposible en un avión. De a poco fuimos recuperando las horas de sueño y cambiando el ritmo para acostumbrarnos al nuevo horario.
Por ahora estamos en un departamento temporario hasta que encontremos una casa. Miren lo que es la vista, nada mal no?

Ya estuvimos aprovechando el fin de semana largo para pasear un poco y recorrer las afueras de Santiago, fieles a nuestro estilo.
Conocimos el Cajón del Maipo, un cañón que recorre el río Maipo. Acá algunas fotos del hermoso paisaje que nos toca ver:

Por si hay una erupción de volcán, me recordó mucho a la película de Mitty! 

El celeste del cielo es uno de los "recursos" más lindos que tenemos en Sudamérica. 

Paramos a tomar una limonada y comer Kuchen caseras (tortas caseras) en este lindo café atendido por su dueña. 

Así nos recibe Chile, con su linda gente, con sol y con mucho por descubrir!